Cuando a la gente buena le pasan cosas malas by Harold S. Kushner

Cuando a la gente buena le pasan cosas malas by Harold S. Kushner

autor:Harold S. Kushner [Kushner, Harold S.]
La lengua: eng
Format: epub
ISBN: 978-0-307-51843-9
editor: Vintage Español
publicado: 2012-03-27T16:00:00+00:00


* Brenner: La fe y las dudas de los supervivientes del Holocausto.

Seis

Dios ayuda a los que dejan de hacerse daño a sí mismos

Una de las peores cosas que suelen suceder a una persona que ha sido castigada por la vida es que tiende a incrementar el daño hiriéndose a sí misma por segunda vez. No sólo es víctima del rechazo, la pena y el agravio, sino que siente la necesidad de verse a sí misma como una mala persona que está recibiendo un castigo merecido, y por esta razón aleja a las personas que se acercan para ayudarla. Muchas veces, en nuestra confusión, tendemos a sentir instintivamente que no merecemos ser ayudados, y de esta manera dejamos que la culpa, la ira, los celos y la soledad auto-impuesta hagan que una mala situación empeore.

Una vez leí un refrán popular iraní que dice: “Cuando te encuentres con un ciego, patéalo. ¿Por qué deberías ser más bondadoso que Dios?” En otras palabras, si ve a alguien que sufre, puede creer que merece su suerte y que Dios quiere que sufra. Por lo tanto, póngase de parte de Dios, evitándolo y humillándolo aún más. Si trata de ayudarle estará actuando contra la voluntad de Dios.

La mayoría de nosotros posiblemente opinamos que decir algo así es “terrible”. Aunque sentimos que no somos capaces de cometer una canallada como ésa, muchas veces, inadvertidamente, nos encontramos diciéndole a la gente que ha sido lastimada que, de alguna manera, se lo merecían.

¿Recuerda a los tres amigos que trataron de consolar a Job en la historia bíblica? Cuando le visitaron con la intención de consolarle por las pérdidas y las enfermedades acaecidas, cometieron muchos errores y terminaron haciéndole sentir peor. ¿Podemos aprender de sus errores cuáles son las necesidades de la persona herida por la vida, y de qué manera nosotros, como amigos o vecinos, podemos ayudar?

El primer error cometido fue pensar que cuando Job se preguntaba por qué Dios le estaba haciendo eso, estaba formulando una pregunta y que podían ayudarle respondiéndola, explicándole el porqué. En realidad, las palabras de Job no representaban una pregunta teológica sino un grito de dolor. En vez de un signo de interrogación tras sus palabras, debería haber un signo de exclamación. Lo que Job necesitaba de sus amigos, lo que estaba pidiendo cuando se preguntaba por qué Dios le estaba haciendo eso, no era teología sino simpatía. Job no quería que le explicaran los designios de Dios o los defectos de su planteamiento teológico, sino que necesitaba que le confirmaran que era una persona buena, que lo que le estaba sucediendo era trágico e injusto. Pero los amigos de Job se entusiasmaron tanto hablando de Dios que casi se olvidaron de él, excepto para decirle que debía haber hecho algo bastante feo para merecer esta suerte a manos de un Dios justo y equitativo.

Como nunca habían estado en la posición de Job, no se daban cuenta de lo inútil y ofensivo que era juzgarle, diciéndole que no debería llorar y quejarse tanto.



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